mayo 2019


La palabra solidaridad es de origen latín“solidus” que significa “solidario”.

La solidaridad es un valor por excelencia que se caracteriza por la colaboración mutua que existe entre los individuos, lo que sin duda permite lograr la superación de los más terribles desastres, como guerras, pestes, enfermedades, entre otros, aplicarlo también con nuestros familiares, amigos y/o conocidos que se encuentren en situaciones difíciles y con la ayuda recibida permita salir adelante y mejorar en cierto modo la situación.

La solidaridad es sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda, protección, que cuando persigue una causa justa cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más digno. Es importante fomentar la solidaridad desde la infancia ya que puede ser vista como la base de otros valores humanos que logra desarrollar valiosas relaciones de amistad, familiares y/o sociales basadas en la ayuda, apoyo, respeto y tolerancia.

La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos” Juan Pablo II.

Autor: Stalin Vasquez



El respeto de origen latín ''respectus'' que significa 'atención' o 'consideración' es uno de los valores morales fundamentales para el ser humano para poder lograr una armoniosa interacción con su entorno.

Se refiere también a reconocer , aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y además su derecho es respetar objetos, costumbres, religiones , culturas, ideologías e instituciones sociales.

El respeto no es discriminar ni ofender a una persona por que tenga otro tipo de vida u otro punto de vista.

El respeto también es ser tolerante con quien no piensa igual que tu o no comparte tus mismos gustos o los mismos intereses.


Puntualidad es una actitud humana considerada en muchas sociedades como la virtud de coordinarse cronológicamente para cumplir una tarea requerida o satisfacer una obligación antes o en un plazo.
Algunas culturas tienen sobreentendido que los plazos reales son diferentes de plazos indicados.

Por ejemplo, en una cultura particular puede ser entendido que la gente llegará una hora más tarde de lo anunciado.

El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestra labor, ser merecedores de confianza.

La falta de puntualidad habla por sí misma pues, de ella, puede inferirse con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo y la falta de planificación en nuestras actividades diarias.

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